domingo, octubre 18, 2009

Depeche Mode (Club Hipico, 15-10)

¿Por dónde empiezo? ¿Por el principio? ¿Y ese cual es? Creo que para muchos su amor por Depeche Mode ya se había declarado hace 15 años cuando visitaron nuestro país, así que definitivamente este no sería un día normal, y no me refiero al granizo que amenazó con bombardear a los miles de fans apretujados a la intemperie, sino porque después de crisis médicas personales y sociales que amenazaban con cancelar el show, por fin se cumplía el día en que este concierto se materializaba frente a nuestros ojos y nada menos que en el atípico club hípico. El público diverso y transgeneracional dejó claro que era un evento esperado tanto para aquellos que se querían repetir el plato como por otros que en la primera oportunidad eran muy jóvenes para asistir y no lograron el permiso de mamá o simplemente por entonces… “no cachaban”.

Y en honor al recinto, las carreras no fueron pocas. 4 controles y muchos metros de distancia entre cada uno ellos hizo a miles de fans trotar hasta donde el estado físico de cada quién se lo permitía. Algunos lograron correr como burro detrás de la zanahoria y otros solo trotar perezosamente como ganado vacuno. Aun así efectivamente después de varias vueltas, se divisaba el escenario como un enorme tótem en medio de un desierto sagrado, fue realmente extraño verlo ahí en medio de la nada sin ninguna pared de estadio que lo cobijara… una particularidad más de la ocasión.

Debo confesar que vi el espectáculo desde una posición privilegiada así que hablo por mí y no por los miles que estaban en el último asiento de esta gran micro que era el club hípico. No sé qué fue lo que vieron escucharon ellos, pero desde donde estaba yo, solo tuve que lograr ponerme delante de un mastodonte que amenazaba con eclipsar la noche para lograr una vista envidiable del escenario y un espectáculo que si bien se hizo poco en duración, cumplió las expectativas de muchos.

¿Cuales expectativas? No hubo tanto tema de Sounds of the Universe para alivio de muchos que si bien es un álbum legítimo y sus canciones respetadas, lo que se siente por ellas es un respeto más bien formal como el que se tiene por el hijo del amigo. Para alivio de muchos dejaron sus retoños musicales para el comienzo y en cambio surtieron y remataron el show con sus grandes clásicos acompañados de una estética visual notable (hablo de la mega pantalla de fondo, no de las sabanitas laterales oscuras, arrugadas y desenfocadas que no aportaban nada al show).

Sus canciones más introspectivas fueron acompañadas por imágenes que aun siendo simples en su composición y cantidad de elementos lograban crear poderosas sensaciones evocativas, consecuentes con las sensaciones abstractas y ese estado de conciencia alterado que produce Depeche Mode en sus fans. Los temas más moviditos fueron acompañados por imágenes sobrepuestas que capturaban bellos detalles de lo que pasaba en el escenario que el publico a simple vista no podría percibir: una uñeta, una mirada, etc. y virado a sus pertinentes rojos, azules y violetas, que recordaban felizmente a tantas noches de bailoteo “depechesco”.

Dicen que Gahan desafinó bastante aunque simplemente pasó piola y en general todos agradecían que estuviera vivito y coleando y con la lucidez suficiente para sacar la bandera de Chile y no la de Texas. Martin también se aplicó; creo q desafinó un poquito en su primer coro pero después se las mandó con temas como Home y Somebody.

Debo referirme más a la visualidad, porque es el complemento perfecto en un concierto para lograr junto con la música esa sensación de transporte a otro universo. Y con esta premisa en mente debo decir que las imágenes fueron eso: el complemento perfecto, de las cuales destaco la selección rigurosa de elementos con los cuales jugar y correcta disposición y aprovechamiento de los recursos para crear un show de alta sofisticación sin llegar a una innecesaria parafernalia, ya fuera como una gran imagen de fondo, o como muchas imágenes subdivididas, fragmentadas, repetidas, saturadas, tridimensionales, translúcidas y todas las variantes espaciales que permite nuestro universo conocido, aunque sumado al sonido, la voz y carisma inconfundible de David Gahan y todo ello en perfecta sincronización logramos un show salido de otro universo.


Por Matika

No hay comentarios: